SENZA FINE

Viajaba en tren. De chica siempre viajaba en tren. Visitaba a mi abuela que vivía un par de pueblos más allá. Viajaba con mi hermana y mi mamá. Era un viaje corto en distancia, pero duraba bastante. O es la percepción que yo tengo ahora. Como el patio de mi casa de la infancia. Lo recuerdo enorme, lleno de plantas. Una inmensidad. Lo volví a ver, ya de adulta, cuando estaban por demoler la casa. Era un patio pequeño y oscuro.
Los recuerdos embellecen, a veces.  Por eso es posible que el viaje a la casa de mi abuela, fuese breve. Pero lo recuerdo extenso, entretenido. Lo esperaba durante la semana. Me gustaba ir a la estación y pararme junto a mi familia y junto al resto de las familias y ver llegar la locomotora llenando de humo y sirena el andén. Jugaba a que partía a un lugar lejano. Donde me esperaba mi papá con los brazos abiertos y una valija llena de regalos.
Mi papá se fue en un tren. Y no volvió. Se lo tragó la guerra.

El último viaje en tren. Este que estoy haciendo ahora. Lo hice hace unos años. Cuando mi mamá murió. Hacía tiempo que estaba enferma, no podía estar sola. Mi hermana tenía 3 hijos chicos y no podía cuidarla. Y yo vivía en otra ciudad. Decidimos internarla en un geriátrico. Un lugar muy lindo. Con jardín, con buenos enfermeros y una habitación para ella sola. Era caro. Pero yo ya podía pagarlo. Mi carrera estaba creciendo. Viajaba siempre que podía a visitarla. Solía ir en auto, con mi hermana y su marido. Pero la última vez, fui en tren. Un poco por casualidad, un poco por decisión. Un modo de recordarla en esos viajes que hacíamos juntas a la casa de la abuela y donde yo imaginaba que mi papá me esperaba del otro lado del mundo y me abrazaba.
Ahora, mientras viajo, imagino que al llegar van a estar juntos, ellos dos, mi mamá y mi papá, esperándome y abrazados. Y el viaje, que es corto, se hace largo.

Texto: Verónica Mc Loughlin
Foto: Lina Etchesuri
En la foto: Karina Antonelli



No hay comentarios: