LIQUIDO

Tenía un punto negro en la planta del pie izquierdo.
No dejaba de mirarlo. Cuando dormía.
Acurrucada. Abrazaba mis piernas.
Su cuerpo flaco en esa cama fría.
Tomaba té amargo. Y caliente.
Se movió. Dijo algo que no entendí.
Nunca lo entiendo. Cuando habla lo escucho. Pero me da vergüenza. Dice cosas que no cree…
Me gustaba mirarlo.
Pero ahora sólo recuerdo ese punto negro. La sangre quedo ahí. Nunca salió.
La gente sangra. El no. No chorrea. No pierde. Todo está ahí. Contenido.
No quiero mirar más ese punto negro. Quiero salir. Al mar. En barco.


Cuando mis abuelos vinieron, en realidad querían llegar a Norteamérica, pero se equivocaron de barco. Por el apuro…
Y a mi bisabuelo le escribieron mal el apellido. Era con A en el medio y lo escribieron sin la A. Perdió todo en ese viaje. Hasta la A del apellido.


Quiero matarlo. Y lo veo dormir. Lo miro con calma. Pero no tengo calma. Quiero clavarle un cuchillo. Quiero hacerlo sangrar. Chorrear. Gotear. Que salpique. Pincharlo y que derrame. Que pierda. Hasta que se seque.


El amor es líquido. Si lo exprimo, se acaba.
Y luego, al mar.
Y no sangra.
Y no podré amarlo.
Mi amor es mientras sangra. Cuando deja de sangrar, se seca.
Pincharlo, horadarlo, lastimarlo.
Pero sigue ahí. Duerme. Respira y no sangra.


Yo sangro. Por él. Por su vacío. Por su falta de irrigación.
Un amor con fecha de vencimiento.
La sangre se agota.
5 litros de amor.
¿Cuánto tarda un cuerpo en desangrarse?
Según la herida.
Mi herida era enorme.
Yo me desangraba. Yo perdía.
Estaba dispuesta. Pero con él.
Sangrar juntos.
Es imposible sangrar juntos.
Para hacerte sangrar no debo amarte.
Para clavar un cuchillo necesito fuerza. Mi sangre corre. Y me debilito.
Y aunque los dos estuviésemos heridos, sangrando por el otro, alguno taparía la herida ajena.
Y ahí se hundiría.
Directo al mar.


Ahí lo pensé.


No sangraría. 

Ese corazón no irrigaría nunca para mí.
Detenerlo.
Sin esfuerzo.
Llenarlo de agua.
Ahogarlo sin hundirlo.
Llenarlo de mi.
Como sangrar juntos.
Envenenado de amor.


Fotografía: Lina Etxesuri
Texto: Verónica Mc Loughlin

No hay comentarios: